Estigma de Nicea, El.

A principios del siglo IV el emperador Constantino, llamado el Grande, concibió la idea de fomentar la recobrada unidad del decadente Imperio Romano apoyando y favoreciendo a los cristianos, muy numerosos, pero que estaban divididos, algo que no se ajustaba a sus planes. El lema de su Gobierno era: "Un solo Signo; un solo Imperio; un solo emperador" y por eso le interesaba una sola y única religión. Dispuso así que los obispos cristianos se pusieran de acuerdo entre ellos y los convocó en la ciudad de Nicea. Tras enconadas discusiones en las que siempre estaba presente la autoridad del emperador terminaron por convertir al primigenio cristianismo, con libertad de opinión, en un catolicismo autoritario y dogmático. Este es el relato de los hechos que hace el joven Valerio Graco, huérfano desde su infancia, educado por el que después llegaría a ser Papa Silvestre, como legado imperial en el Concilio y de su dolorosa decepción al comprobar cómo se tergiversa sutilmente el mensaje de amor del Evangelio para transformarlo en otro lleno de miedo y de temor. Situado en el centro de la corrompida corte de Nicomedia, Valerio pronto se percatará de que la nueva religión no solo no logra que se reformen las depravadas costumbres de la sociedad romana, sino que convive con ellas aceptando las situaciones más injustas a cambio de que sus principales representantes formen parte del poder temporal, tanto en la corte imperial como fuera de ella. Testigo de numerosas contradicciones teológicas, de horribles crímenes y de diversos escándalos Valerio advierte que se ha abierto un ESTIGMA en su alma. Éste únicamente se cerrará cuando descubra que Dios es Amor Verdadero y que Jesucristo vino a este mundo solo con el fin de enseñarnos a amar a nuestros semejantes; no con el de hacernos entrar a empellones en el Paraíso.